Para explicar la Teoría de la Construcción y Mantenimiento de Ídolos de la Argentina es necesario recurrir a su base: el Principio del Maradona Muerto.
El Principio del Maradona Muerto surgió cuando el sapito reventó en punta del este allá por 1997. Ahí comenzamos a elaborar esta teoría, pero es algo que evidentemente lleva décadas. En aquel momento el mórbido ser estuvo a punto de morir, como tantas otras veces, desbordado por el exceso y la bulimia vital.
Sin embargo, la buena memoria colectiva nos devolvió un Maradona estilizado, reluciente, con energías y lucidez como para tener su propio programa de TV.
¿Cómo era esto posible? ¿Cómo ese ser a punto de la muerte resucitó pleno y rejuvenecido tras todo el desmadre de su vida?
El Principio del Maradona Muerto plantea entonces que en ese momento el adorado D10S fue sustituido por un ser genéticamente engendrado con el fin de reemplazarlo el día que se fuera todo al carajo. Este principio supone que un grupo de sabios, sabiendo (obvio) que los ídolos son necesarios para el mantenimiento del vulgo argentino y evitar catástrofes masivas y (aún más) revueltas escandalosas de corte peronista, se encarga de mantener siempre en alto un determinado porcentaje de población idolatrable lo más viva posible.
Aún no sabemos si es un grupo de francmasones, de templarios, de la tradicional oligarquía hacendada, u otra orden religiosa la que está detrás de todo esto. Solo aseguramos que se trata de una tropa de élite que sabe bien lo que hace y dispone de los recursos para ejecutarlo casi a la perfección.
Este Principio fue el inspirador de la Teoría de la Construcción y Mantenimiento de Ídolos de la Argentina (TCMÍA).
La TCMÍA establece que los ídolos argentinos son sustituidos a medida que se mueren o están a punto. Un sistema de linyeras entrenados, alla maniera de Gattaca.
Se parte de la base de que ese pais no está preparado para perder ciertos íconos, entonces rápidamente sacan otro de la granja.
El gran problema es que generalmente clon no suele tolerar el peso de tan magnánima figura y vuelve a morir, impulsado generalmente por el excesivo ritmo de vida que llevaba el anterior. Tanta presión y fácil acceso a las tentaciones hace que los suplentes se dejan llevar por el sexo, drogas y alta fama, por lo que rápidamente caen como moscas viciosas. Entonces necesitan varios. Pero esto está tan perfectamente planificado que el equipo de científicos y entrenadores a cargo tiene en su stock varios posibles reemplazos.
La muerte es parte de la TCMÍA, el remate fundamental. Pero debe ser planificada. Por ejemplo, era NECESARIO que Néstor muriera del todo, así quedaba endiosado, en lo alto del imaginario popular.
Así él pasaba a ser ÉL.
Y ella pasaba a ser ELLA, La Reina Madre -por cierto, el caso de la Santa Cris es distinto: Cristina va por su séptima piel... en su caso van despellejando a las sustitutas pero manteniendo a su esencia irreemplazable, por ahora-.
Es simple la TCMÍA. Basta ver los dientes para darse cuenta de quiénes fueron reemplazados. Charly está por su tercer cuerpo, por ejemplo. En este caso la brigada no se preocupó mucho de que no se notaran los múltiples trueques, confirmando que el enceguecimiento y la capacidad de negación del fanático alcanza límites insospechados.
Y la lista es larga: Calamaro, Tinelli, Pappo, Susana, Mirtha... hasta ídolos muy menores de la talla de Moria, Federico Klemm o incluso insectos despreciables como Polino lograron entrar en la lista y ser reemplazados.
Es probable que el ideador de esta maravillosa teoría haya sido el mismísimo Juan Domingo Perón, inspirado en sus fachos planes de conquistar a la nación: De hecho, hay quienes sostienen que él mismo fue un conejillo de indias como parte del Proyecto Huemul que planificó junto con Ronald Richter (algunos conspiradores van más allá en teorías que incluyen la participación del químico Friedrich Bergius, e incluso al afable ángel de la muerte con diastema Joseph Mengele). Otras versiones dicen que viene de mucho antes, incluso que este proyecto es algo que se viene gestando desde la mismísima mente de Sarmiento como producto de un proyecto de meganacionalización mundial que se quedó trunco.
Sea quien sea el gestor de tan magnánima y poderosa empresa, hay que reconocer que bastante bien le ha resultado.
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