jueves, 21 de noviembre de 2013

HERMÉS

Parece joda. Vengo de una transa de hashish digna de contarla.



Estábamos viendo Breaking Bad con Carmen. Hacía tiempo que no fumábamos y medio que nos agitamos mutuamente con Carmen para conseguir faso. Me decidí y salí a buscar.

Conste que salí solito después de un capítulo de Breaking Bad, por lo que andaba enfiladísimo como drugdealer. No me afectaba el frío, yo era el frío (muy Walter White todo (?)).

Ni bien llegué a la esquina había unos pibes fumando. Parecía una tomadura de pelo. Demasiado fácil. Pero como estaban hablando muy animosamente en la puerta de un bar lleno de gente, me pareció que no daba. Entonces seguí.

A media cuadra me paró un pibe con una mochila. El tipo podría tener entre 30 y 50 (capaz que un 25). Me tiró el cuento de que vivía en la calle, que lo habían cagado a palazos unos pintas y que quería una moneda para comer algo (no parecía muy convincente en su cuento, pero me cayó bien). Le dije que cambio no tenía, pero que si quería lo acompañaba a la épicerie a comprar algo de comer.

Agarró unos porotos (pidió los más baratos) y una coca de litro. A la salida le pregunté si sabía de dónde comprar marihuana, me dijo que no era de ahí, pero que en Stalingrad podía conseguir. Igual me aclaró que probablemente consiguiéramos hash (es resina pero vendría a ser como el paraguayo parisino; acá corre mucho eso.. y porro (cogollo, bah) la verdad se complica). Arrancamos para ahí.

En el camino me contó que se llamaba Hermés, que venía del Congo y que hacía 15 años que vino de allá.

De a ratos se ponía a cantar (MUY bien) unas canciones congoleñas.

Después de hablar un poco paramos a un pibe de capucha, que al preguntarle nos corrió para un callejoncito y cuando nos preguntó cuánto teníamos le respondí que unos 10/20 €. Me dijo que él tenía hash, pero por 50 €. Entonces el Hermés medio que lo fletó y le dijo que arrancara pa su casa en un francés que comprendí perfecta(y sorprendente)mente.

Seguimos. A la vuelta del callejón estaba lleno de policías (de los que cuidan,que no son tan policías y no pasa nada con ellos, o eso entendí que me decía Hermés).

Hermés también me dijo que la próxima hablaba él, que por mi acento se dan cuenta que yo no soy de acá y por eso me iban a cobrar más (buen pique a tener en cuenta para futuras generaciones).

En una parada de ómnibus había un afiche del PSG donde estaba Cavani, se lo señalé y le comenté que él era uruguayo y me aduló un poco diciendo que Cavani era el mejor. Lo repitió un par de veces para asegurarse que yo entendía su valoración del jugador oriental.

Fuimos entonces a Stalingrad.

Ahí Hermés pidió un par de veces a algunos que estaban achicando en las esquinas (todos en posturas muy igualmente evidentes de transar, recostados contra un murito fumando uno (por ejemplo)), pero no había chance.

En una le dije que si quería que volviera, que todo bien. Me respondió que él había tenido una educación cristiana y que no iba a estar con su corazón tranquilo si no me ayudaba (awwww! posta! el lado positivo del cristianismo, si se quiere). Lo dijo un par de veces, otra vez.

Fuimos a un grupito de pibes recostados fumando más. Estos estaban un poco más lejos. Me pidió la plata y me dijo que me quedara en la esquina. Desapareció.

Me fumé un pucho y al poco rato vino corriendo, ¡re feliz! Con una sonrisa de oreja a oreja. Nos dimos harto abrazo.

Me dio a oler su logro, tremenda barra de hashish tenía. Me la puso en la mano, nuevamente abrazo y arengas mediante.

Nos despedimos. Y antes de irse me repitió su nombre un par de veces.

Y por eso tenía que contar esto.

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