viernes, 13 de noviembre de 2009

Escena dentro de un ómnibus (un ómnibus con bastante gente, aunque no lleno).

Se sube un vendedor ambulante a una línea de ómnibus a ofrecer (como suele ocurrir en las ciudades) artículos para vender a los pasajeros.

VENDEDOR
Señoras y señores que viajan en este medio de transporte capitalino, tengan ustedes muy buenas tardes. En la jornada de hoy vengo a ofrecerles algunos productos que acaban de salir por decomiso de aduana. Vengo a ofrecerles algo que no puede faltar en la cartera de la dama o el bolsillo del caballero. Paso a entregarles sin compromiso alguno.

El vendedor empieza a repartir revólvers, pistolas, armas de todo tipo.

VENDEDOR
Sigo entregando. Ya voy, ya voy.

Cuando termina de repartir, vuelve a la parte delantera del ómnibus y dice

VENDEDOR:
Como verán, se trata de unas hermosas armas decomizadas hace poquito, cada una de ellas lleva la inscripción original de fábrica y están en perfectas condiciones. Puede probarlas si quiere, verá que no hay ningún problema en su uso. Simplemente tiene que destrabar el seguro y apretar el gatillo hacia donde quiera disparar. Así:

El vendedor gira su brazo y casi sin mirar le dispara en medio de la frente al guarda del ómnibus. El guarda muere al instante, el resto de los pasajeros ni se inmuta y el chofer continúa conduciendo tranquilamente. Algunos pasajeros ojean las armas con atención, otros las dejan sobre sus faldas indiferentes.

VENDEDOR
Como pueden ver es algo muy fácil, hasta un niño lo puede hacer tranquilamente sin necesidad de recibir cursos o instrucción de ningún tipo.

Una señora entre los pasajeros apunta a un hombre que estaba leyendo el diario, probando el arma se le escapa un tiro. El hombre muere y la señora se sonroja de la vergüenza, emitiendo pequeñas risitas.

VENDEDOR
Bueno, ya veo que algunos se entusiasmaron. ¡Y como para no hacerlo! Usted se preguntará cuánto costarán estas relucientes productos. Le digo que no vale ni diez, ni veinte, sino que apenas le estoy pidiendo siete pesitos. Y solo porque se acercan las fiestas le voy a hacer una oferta especial: se lleva dos armas por nada más que diez pesos. Más que una oferta este es un verdadero regalo. Sigo entregando...

El vendedor empieza a recibir dinero en algunos casos, otros simplemente le devuelven las armas.

VENDEDOR
Ideal para regalar o regalarse. Sólamente siete pesos valen. Se lleva dos por diez pesos.

Finalmente no vende nada, recoge todas las armas y baja por la puerta de atrás.

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